“No se va a hacer. Te apuesto que no se va a hacer”. La incredulidad de Rafael Viñoly, dueño de uno de los estudios más exclusivos de Nueva York, se apoyaba en su experiencia: los grandes proyectos arquitectónicos, por falta de financiamiento o continuidad, no prosperaban en la Argentina, mucho menos en las universidades públicas.
En ese momento, Cero + Infinito era una idea ambiciosa, casi disparatada, para un terreno boscoso que estaba a un costado dentro de la Ciudad Universitaria, plasmada en bocetos, en planos que habían sido donados a la Universidad de Buenos Aires. Hoy Viñoly, graduado de la casa, le debe una cena a Sebastián Ceria, otro graduado de la casa, que desde 2008 invirtió tiempo y compromiso para que el proyecto viera la luz.
Hoy Cero+Infinito es una realidad. Es el nuevo edificio de la Facultad de Ciencias Exactas de la UBA. Inaugurado el enero, es un pabellón universitario de última generación, el más moderno de la Argentina y uno de los más vanguardistas de Latinoamérica. Con sus 17.000 m², solo un piso cuenta con 56 oficinas, en el cual uno de los grupo de tarea que trabaja es el Centro Interinstitucional en Ciencia de Datos. El resto del edificio lo completan aulas de computación, oficinas, laboratorios, archivo y salas de multimedia. Para ello, tanto las 56 oficinas como el resto de las áreas nombradas, fueron equipadas con escritorios fijos y modulares; puestos de trabajo simples y compartidos; y mesas de reunión, componibles trapezoidales, de laboratorio y coffee. Para todos los puestos mencionados, se optó por la Linea Equinox y Zen. Mientras que para las sillas se escogieron los modelos Flexor y Bora. Además se colocaron bibliotecas y otros muebles de guardado, mismo también se realizaron trabajos de panelería AW, AWD y AWD Deluxe.