Wellness significa sentirse bien, tanto a nivel físico, como mental y emocional. Porque desde hace algunos años, para muchos empleados, la salud, la calidad de vida y el bienestar están al mismo nivel -e incluso por encima- de otros factores, como puede ser el económico.
De esta manera, es que las empresas, conscientes de que la retención del talento es cada vez más importante y de que el bienestar de su nómina repercute en una mayor productividad, no han tardado en intentar convertirse en las tantas veces llamadas “organizaciones saludables”.
En otras palabras, este movimiento posiciona la salud de los empleados como foco central en el diseño del ambiente de trabajo.
Sentirse bien físicamente es clave para el buen desempeño de un empleado. Si a esto le sumamos un componente mental- emocional favorable, la eficiencia de las personas se hace presente en forma diferencial y marca un antes y un después en el rendimiento del recurso humano corporativo.