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1) Sentarse en el fondo del asiento y apoyar toda la espalda contra el respaldo. Las formas de los respaldos ofrecen apoyo entre los omóplatos y enderezan la caja torácica, lo que elimina el efecto “espalda redondeada” y facilita la circulación sanguínea. 2) Ajustar la altura del asiento para que los pies descansen a ras del suelo o en el reposapiés para no ejercer ningún tipo de presión sobre .