¿Cómo será la oficina del futuro?
A día de hoy, ya entendemos las oficinas como mucho más que simples lugares de trabajo. Son espacios que se convierten en un pilar fundamental para las personas, siendo el escenario donde se lleva a cabo gran parte de su vida laboral año tras año.
Ir a la oficina únicamente tiene sentido cuando ofrece una experiencia de marca y genera una cultura empresarial para el equipo y para los clientes.
Y todo contribuye a generar una experiencia positiva, del color, a la luz, la distribución y el movimiento del personal, entre muchos otros factores.
Las nuevas formas de trabajar están ligadas, cada vez más, al concepto de espacios híbridos, que están en el epicentro de un proceso de cambio que está generando organizaciones mucho más dinámicas y responsables con las personas y con el planeta. Y la manera de abordar los desafíos del presente y del futuro es contar con un talento comprometido y capacitado, con una cultura digital avanzada y con un entorno de trabajo adecuado y multisensorial que facilite afrontar los desafíos actuales y futuros.
En ese sentido, la importancia de las oficinas radica en que sirven de soporte de la actividad de las empresas de todo tipo, en que son responsables en gran medida de su competitividad y, lo que es más relevante desde el punto de vista humano, en que son esenciales para el bienestar de las personas que hacen posible un proyecto.
Así, de la mano de la evolución social y empresarial, las oficinas han ido transformándose, adaptándose a cambios cada vez más acusados que pasan por la sostenibilidad, la comunicación, el bienestar y la digitalización.
El nuevo concepto de oficina en el futuro
Impulsar la agilidad, la capacitación y la competitividad es esencial para que una empresa mantenga el ritmo de un modelo económico cambiante pero, también, para que contribuye una transformación que no cesa. Las empresas miran constantemente al futuro de sus actividades, clientes y mercados y sus espacios de trabajo no pueden ser menos.
Por eso, al abordar la cuestión de la oficina en el futuro, ese concepto está cada más más ligado a cuestiones como la oficina flexible y la oficina inteligente o smart offices, desde la perspectiva de las tres dimensiones: la dimensión narrativa de la oficina, como experiencia de marca y cultura empresarial; la dimensión humana, como espacio donde se desarrolla la actividad; y la dimensión operativa, centrada sobre todo en nuevas formas de trabajo en equipo.
La oficina debe ser reflejo de una sociedad comprometida con sus valores, su flexibilidad y su conciliación. Lugares en los que ocurren cosas y en los que diseño e industria se alíen para generar los mejores espacios posibles para el presente y para más adelante.
Cómo serán las oficinas del futuro
Preguntarse cómo serán las oficinas del futuro es esencial para sentar sus bases desde el principio. Esos espacios de trabajo serán indisociables de principios como la inclusión, la sostenibilidad, la acessibilidad y la ergonomía. Deberán dar cabida a usos, culturas, generaciones y personas diferentes a partir de una gestión adecuada y de un diseño biofílico, que cuide la iluminación, la climatización, el mantenimiento del espacio e incluso las zonas destinado a los momentos de descanso.
Esas nuevas tendencias en oficinas pueden respaldarse en soluciones tecnológicas, que permiten monitorizar cómo y cuándo se usan los espacios, si se emplean correctamente, o si están actualizados desde el punto de vista de unos materiales resistentes, saludables y sostenibles.
Predominio de los espacios colaborativos en las oficinas futuristas
Para ello, es esencial poner el foco en la persona, en el empleado, potenciando el trabajo en equipo y su implicación en la configuración y reconfiguración de espacios, que pueden ser permanentes o temporales. Y todas las piezas de mobiliario destinadas a esos espacios deben compartir un mismo principio de versatilidad y capacidad de adaptación a la multitud de situaciones que surgen en el día a día.
En ese sentido, se debe formar a los trabajadores para que sepan utilizar esos nuevos productos y espacios y crear comunidades para concienciar y educar sobre el valor de las ‘herramientas’ de trabajo disponibles en esos entornos, como puedan ser las piezas de mobiliario profesionales y ergonómicas.
En ese sentido, los espacios deben dar a las personas la libertad de utilizarlos cómo y cuándo quieran, con coherencia. Asimismo, el equipamiento que viste esos espacios debe estar diseñado aplicando criterios de sostenibilidad y responsabilidad para garantizar el máximo bienestar posible desde el punto de vista físico y emocional.