ARQUITECTURA SUSTENTABLE EN LA ERA POST COVID

El confinamiento obligado por la situación pandémica experimentada el año pasado ha puesto de manifiesto algo que no es nuevo, pero que hasta ahora ha pasado muchas veces inadvertido: cómo los espacios cerrados, tanto residenciales, como de trabajo u ocio, donde pasamos más del 90% de nuestro tiempo, influyen directamente en la salud y el bienestar diario.

Al igual que los edificios influyen en la lucha contra el cambio climático, al ser responsables de gran parte de las emisiones de gases invernadero, los entornos urbanos también determinan la salud de los edificios. Aspectos como la iluminación, la accesibilidad, la climatización, el aislamiento térmico y acústico, los contaminantes producidos por algunos materiales de construcción o los compuestos orgánicos volátiles (VOC) dan lugar al conocido como Síndrome del Edificio Enfermo, definido por la OMS en 1982 como “el conjunto de enfermedades originadas o estimuladas por la contaminación del aire en estos espacios cerrados”.

A raíz de la pandemia de la covid-19, la arquitectura ha adquirido una mayor importancia en el bienestar de sus usuarios, a través de espacios abiertos y flexibles, aislados acústicamente, bien iluminados y ventilados, con materiales de calidad y equipados con la más avanzada tecnología y medidas de higiene. Además de aspectos menos cuantificables pero con una fuerte influencia en la salud, como los relacionados con la incorporación del color o la vegetación para mejorar el estado anímico en los espacios cerrados, o el uso de superficies y textiles antibacterianos capaces de eliminar sustancias nocivas del ambiente.

Sobre cómo construir ciudades y edificios saludables lleva años investigando el Well Building Institute (IWBI) a través de su Certificación WELL. Un sistema de puntuación dinámico para edificios y comunidades, que permite identificar, medir y monitorizar las características de los espacios construidos que impactan en la salud y el bienestar de sus ocupantes, con influencia directa en su concentración y productividad.

Desde que en octubre de 2019, la sede corporativa del nuestro partner Actiu en Castalla se convirtiera en el quinto complejo del mundo, el segundo de Europa y el primero de España en recibir el certificado Well v2 Platino; y el primer edificio industrial en todo el mundo en sumar las dos certificaciones, Leed y Well Platino, Grupo(a)² no ha dejado de apostar por la salud y bienestar de sus trabajadores, obteniendo también la membresía LEED para sus productos en diferentes categorías medioambientales, referentes a parcelas sostenibles, materiales y recursos, eficiencia en agua, energía y atmosfera, calidad ambiental interior e innovación y diseño, como por ejemplo en varios sus programas, tales como: Bike Chair, X5, BSafe, Ergopads, Avant, etc.

Además, cabe señalar, que Grupo(a)² es la única empresa en Latinoamérica en montar en su propio Main Showroom, el primer laboratorio de pruebas y ensayos que permite el testeo de sillas y sillones. Este laboratorio, denominado Chair Lab, está conformado por cuatro máquinas que fueron diseñadas para evaluar las tensiones que ocurren como resultado de una carga repetitiva en la estructura de los apoyabrazos y el respaldo. Este proceso, también se aplica a la espuma del asiento y a las tensiones en el respaldo al punto quebrarlo. Esto se traduce en la simulación de 120.000 ciclos que equivalen al uso intensivo y constante de una silla por una persona durante 4 años consecutivamente.

De esta manera, Grupo(a)², además de certificar que todos sus programas de sillas y sillones cuenten con niveles óptimos en calidad y seguridad que legitimicen una garantía única en el mercado de 5 años, refuerza su sólido compromiso y trato personalizado con sus clientes como lo hace desde 1994.